“LA SOLUCIÓN A LA POBREZA ES DARLE DINERO GRATIS Y SIN CONDICIONES A LOS POBRES”

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Por: Víctor Orielson León Parada

Abogado y Catedrático en Derecho Penal,

 

 

Comentario acerca de la nueva tendencia que propone el filósofo moderno: Zygmunt Bauman, una de las voces más críticas de la sociedad contemporánea, quien dijo en su texto “Utopía para realistas” (2016) sobre este tema posiciones importantes en materia de sociología, y que sigue su discípulo, Rutger Bregman. ¡Veamos!

“La solución a la pobreza es darle dinero gratis y sin condiciones a los pobres”

Como dice y adhiere Rutger Bregman, un millennial que defiende esta tesis en tres también tesis polémicas, entre ellas, la primera que: “la solución a la pobreza es darle dinero gratis y sin condiciones a los pobres”; dice Rutger: “soy posibilista: creo que las cosas pueden ser mejores, así no hayan las garantías suficientes, pero con ese solo impulso es posible que podamos enfrentarnos a grandes retos. Además, ello lo demuestran los hechos.”

Ante la pregunta: ¿Qué es la pobreza y quién es responsable de ella?, surgen una serie de definiciones y acomodaciones en favor y en contra de la misma. Es común escuchar que el pobre es pobre porque está convencido de que es una persona pobre, mira a su alrededor y sólo ve pobreza y este ambiente le reconoce que, sí, efectivamente él es un pobre, que es un pobre diablo sin oportunidades de sobresalir. Como lo dijo la esposa de George Bush, Bárbara, al ver el desastre causado por el Huracán Katrina en New Orleans: “Ayudar a vagos y drogadictos, personas pobres que lo quieren ser, no es función del gobierno, es culpa de ellos”.

Esa “pobreza” la ocupa el pobre en sobrevivir, en reparar cada instante de la inmediatez del día y la hora presente, no hay tiempo para pensar el mañana que será igual, idéntico, según él, a este presente lleno de carencias y estrecheces; espacio de vida en el que lleva este aparente pobre, mucho tiempo viviendo estos muchos momentos de carencia y, este resultado de solo no obtener nada, le doblega, le vence cualquier otra opción de salir adelante. Muchos caen en la delincuencia, para poder sufragar y sostener algunos elementos mínimos que le permiten paliar esas carencias. Sostiene la tesis de Bregman, que la pobreza es la falta de dinero. Quien tiene dinero, puede solucionar sus inmediateces, pero, como el pobre no lo tiene, pues ello le reduce sus posibilidades de pensar a mediano y largo plazo. Esto tiene una justificación, dice Bregman: “Un pobre piensa con hambre, con incomodidad, con angustia. Eso seguro no produce las decisiones más sabias. La mentalidad del pobre es cortoplacista: sobrevivir y punto”.

Efectivamente los pobres también toman decisiones financieras y lo hacen de acuerdo a su rango de pobreza, administran su pobreza; ella es la que les condiciona su capacitad de decidir bien, debido a que su decisión está constreñida, y sujeta de manera muy fuerte, a sus propias necesidades de hambre, de no poder satisfacer sus necesidades mínimas y básicas del día, del momento y, si toma decisiones financieras, ellas están arropadas por la incomodidad y la angustia, por tanto, son decisiones instintivas, de solo resolver una inmediatez, no racionales, de tener el cálculo de efectos positivos y contrarios. Su decisión es cortoplacista, para poder sobrevivir, un día más, no más.

La Propuesta del candidato De La Calle es, justamente, abrir créditos financieros con tasas súper mínimas que abran el ingreso de dineros para estas personas pobres. El pobre en su primer momento lo que necesita es dinero, recursos para desarrollar una opción de mínimo negocio o vital, en fracción de ejemplo mínimo, “comprar una bolsa de dulces”, para venderla al menudeo en la calle o en un bus; al pobre le falta es dinero para activar su naturaleza de proyecto de ingreso. Necesita de dineros sin requisitos para acceder a él, y que no que le impongan condiciones y trámites onerosos (papeleos insulsos y tediosos), ni mucho menos hacer una serie de cursillos y “capacitación” de cómo invertir bien los recursos que todavía no se ha ganado, según el criterio del rico que propone la capacitación. Los ricos solo saben administrar riquezas de ellos, ellos no saben de administrar pobreza, cosa que si sabe el pobre y muy bien.

El pobre si solo tiene un pan para alimentarse ese día, él toma y consume de ese pan solo la mitad, guarda la otra mitad, para cuando haya escasez; él sabe administrar su pobreza. Ello es tomar una decisión financiera. A partir de ese “pan” (ingreso de un crédito mínimo) su capacidad de tomar mejores decisiones mejora, ostensiblemente. Ontológicamente, dentro de la condición del Ser y Deber Ser, del hombre, prohomine, toda persona quiere hacer algo con su vida, este ser crea mental o físicamente, un proyecto de vida; otra cosa es que al llegar a una sociedad, nacer dentro de ella, y ver que en sus condiciones, ellas sean y son muy diferentes a las pensadas. Puedo nacer dentro de un hogar boyante, con recursos, en otros, los recursos son más estrechos, pero alcanzan para sobrevivir; en otros, puedo llegar a un hogar de extrema pobreza o indigencia. Es decir, a pesar de no haber elegido a dónde llegar, llegué.

Mi Ser, en su percepción de instinto y razón, me dan unos elementos con los cuales debo aprender a sobrevivir, así sea como los simples animales irracionales. Pero, como soy un ser humano, ser racional que piensa, pues ostento unas características propias muy valiosas de buscar el cómo sobreponerme a esa indefensión o marginalidad, social, para desarrollarme dentro del contexto en el cual habito, como hombre gregario. Si alguien me da la mano, la tomo y sobre esa ayuda, creo mi propio proyecto. Esa mano me la da la madre o el padre o el tutor, la familia; si no la hay allí, la busco dentro de la sociedad: estudio, trabajo y si no la hay tampoco allí, creo, en mi entender de ciudadano, que pertenezco a un Estado el cual, subsidiariamente es el que me debe garantizar mis derechos fundamentales, básicos, como persona y como ciudadano.

Sí, es posible que el Estado me saque de la pobreza, solo es posible por tener una decisión de una política pública que genere, tan solo un líder social, comprometido con sus nacionales. Es el caso que precita Rutger Bregman, cuando refiere:

“Dauphine, un pueblo canadiense, en los años setenta erradicó la pobreza a partir de la renta básica universal: se acabaron los pobres, el rendimiento escolar mejoró sustancialmente, la tasa de hospitalización bajó un 8,5 por ciento, la violencia doméstica bajó, y la gente tenía trabajo. En muchos casos los ahorros de las personas terminaron siendo mayores que su renta básica. Sí, los pobres ahorran; cuando tienen qué ahorrar.”

En estos momentos actuales de la economía mundial, donde no hay capitalismo ni comunismo (como los denominan los medios de desinformación para tener audiencias), otros, denominan otros raciocinios muy pobres, como el castrochavismo, para cautivar tontos, no pobres, en supuestas teorías mandadas a recoger. Esos dos vocablos: capitalismo y comunismo, aparentemente opuestos, son parte integral de una misma línea del proceso económico social. Una renta básica universal, en su suma, potenciaría el mismo capitalismo. Casos de Israel, China y Rusia. Un ingreso mínimo, básico, es solo un referente social económico dentro de la distribución del ingreso nacional. Ello no nos dice que todos los nacionales ganen ese ingreso mínimo, es una base minima que permite ajustar los volúmenes totales del ingreso nacional, y ella va aparejada con la producción y el consumo.

La esencia del capitalismo es, justamente, tomar riesgos: emprender un negocio, comprar una bolsa de dulces para vender al menudeo, colocar un puesto de arepas en la esquina, a colocar una tienda en el barrio, o vender minutos de celular en la esquina, etc. Con una renta e ingreso básico, por tan solo mover económicamente ese puesto de venta con mi trabajo, con esa renta mínima, yo podría estar tomando algunos riesgos para vender mejores cosas en esos puntos de venta y así, hacer circular esos productos y con ello, por ende, la economía local, departamental o nacional, las cuales serían economías mucho más dinámicas y gruesas en sus ingresos. Producción/trabajo/consumo, es la ecuación económica de siempre. Ella se practica en todos los estados, sean capitalistas, comunistas, socialistas, dictaduras, castrochavistas, etc. Dice Rutger Bregman: “Con una renta básica todo el mundo podría tomar ese tipo de riesgos y la economía sería aún más dinámica. ¿Qué tanto comunismo hay allí?”.

La pobreza es mucho más costosa que una renta básica. Al pobre, debe atenderlo el hospital público, es decir, el Estado y todas las instituciones públicas, inclusive, sostener las cárceles, con los impuestos que pagamos todos de acuerdo al régimen contributivo, para el caso de la salud. Caso contrario, inyectar una renta básica, sería una real inversión para el país, y no podría verse como un costo. Cualquier persona, con el ingreso de ella, produce bienes y servicios, entrega a ese consolidado nacional un resultado de algo, un trabajo o actividad de producción o conocimiento, que aprovechan otros. Ahora, esa supuesta inversión que hace el Estado, con nuestros impuestos y tributaciones, en programas inútiles para supuestamente combatir las desigualdades, sí que es un gasto enorme. Tanto, que nos ha llevado a ser unos de los países más desiguales del mundo, ocupamos el cuarto lugar, lo cual es una vergüenza internacional.

La propuesta del candidato De La Calle apunta a que los subsidios de renta básica, sean los promotores del cambio económico nacional. Pero estos “subsidios”, deben estar categorizados para personas naturales, grupos de producción y tipos de poblaciones: rurales y urbanas. No existirá un acumulado enorme de documentos que exijan respaldos para tener acceso a ellos. Se empezará por entregarle a los más pobres un “salario subsidio” para que desarrolle un proyecto económico: una tienda, unos elementos materiales para realizar un trabajo: herramientas de carpintería, de mecánica, máquinas de coser, etc., a personas que si acrediten unos conocimientos sobre una industria, un oficio.

El Estado social de derecho les dará los elementos y recursos básicos para que inicien y generen estos ciudadanos sus propias iniciativas de empresa de negocio o de actividad lucrativa que trascienda en beneficio de todos los consumidores. La verdad, que esos pobres sí que saben administrar sus recursos y con ellos, construir un país más igualitario, para que nos borren de esa indignante lista de países más desiguales del mundo… ¡Qué pena, internacional!

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