EL ADIOS DEL PHELS

Por: Rurik Rostov Parada

El sueño de los deportistas siempre es ir al podio en las competiciones y más en los Olímpicos, y aun que en el torneo en Sidney 2000 un delgado y con sólo quince años, MICHAEL PHELS paso blanqueado, su quinto puesto dejaba ver el gran futuro del nadador norteamericano, que llego a ser leyenda en el 2008 con ocho oros de ocho en BEIJING, superar la mayor gesta de la natación olímpica hasta el momento, los 7 oros de Mark Spitz en Munich 72, pero no todo es podio y oro en la vida del galardonado nadador, problemas con alcohol, drogas, la policía y suspensiones del equipo nacional manchaban su vida, por lo que sus 5 medallas de oro en Rio son un regresar para despedirse de las competiciones por la puerta grande, con 28 medallas.

El sábado 13 de agosto de 2016 será recordado como el día en que Phels se alzó con una quita medalla en las Olimpiadas de su despedida, y porque fue su actuar el que regreso al equipo norteamericano al primer lugar en los 4x100m, permitiendo así que el equipo se llevara una vez más el oro en esta categoría, se encargó de con su actuación en la mariposa, que con un tiempo de 50.33, que la entrada del último cien con una ventaja de 41 centésimas sobre los británicos, que había perdido Cody Miller, bronce en la prueba de 100 braza, que cedió ante el impulso del británico Adam Peaty, el actual campeón olímpico.

Al salir de la piscina, Phelps, de 31 años, levantó los brazos y saludó al público emocionado.

«No voy por otros cuatro años, eso lo sostengo. Pude hacer todo lo que quería en este deporte, fueron 24 años. Estoy feliz por como las cosas terminaron, fue para eso que regresé del retiro en 2012, no quería un ‘que hubiera pasado si…’ en 20 años», expresó el viernes.”

Phels en sus inicios no pensaba ser deportista en la piscina, sino que su inclinación se daba por el Basebol y un deseo de jugar para Orioles de Baltimore, su equipo del alma, pues a las piscinas iba a acompañar a sus hermanos mayores, hasta que el famoso entrenador Bob Bowan reunió a los padres del incipiente nadador y les dijo que el muchacho tenía talento para pelear, incluso, una medalla olímpica, cuando tenía 12 años, dejando de lado los bates y guantes, para dedicarse  las piscinas y ser la leyenda olímpica que hoy es.

Y es que a pesar de sus números y marcas personales (de las que aún mantiene dos records), su vida personal se veía manchada por problemas de alcohol y la Ley desde sus 19, cuando en el 2004 fue condenado a 18 meses de libertad condicional, por conducir ebrio, una edad en la que aún no podía consumir alcohol. Y en el 2009, un tabloide inglés publicó fotos suyas mientras sostenía en su mano una pipa para fumar marihuana, lo que le costó tres meses de suspensión.

El 29 de septiembre del 2014, después de una noche de jugar póquer en casino en Baltimore, con algo de tragos de mas, Phels decidió manejar, llamó a su novia y le dijo que iba para su casa,  un rato después, el celular de Nicole Johnson volvió a sonar, era Phels para decirle: “Una patrulla me está siguiendo”.La policía detuvo al nadador, por conducir a 135 kilómetros por hora, en una zona donde el límite era 70.

Durante siguientes tres días, Phelps se encerró en su casa. “Honestamente pensé que, tal y como iba, se quitaría la vida”, dijo entonces Bob Bowman, el entrenador que lo llevó al éxito, y el agente de Phelps, Peter Carlisle, manifestó que el nadador le mandó un mensaje de texto en el que decía: “Ya no quiero estar vivo”. Un incidente que tuvo consecuencias. Phels llevaba apenas cinco meses de haber vuelto a las piscinas, tras su retiro anunciado después de los Olimpicos de Londres 2012 y haber subido casi 30 kilos de peso, en medio de su desorden y de su descuido por haber seguido la idea de no competir más. Ante los hechos la Federación de Natación de EE. UU. le aplicó el Código de Conducta: lo suspendieron por seis meses y dejándolo fuera del Mundial de Kazán (Rusia).

Su amigo, Ray Lewis, dos veces campeón del Super Bowl con Cuervos de Baltimore y dos veces mejor jugador defensivo de la NFL, fue quien le convenció de internarse en The Meadows, un centro de rehabilitación para el alcoholismo. Y durante ese tiempo se dio cuenta de que estaba aislado del mundo. Poco a poco Phels se dio cuenta de que podía seguir siendo una estrella. El 9 de agosto del año pasado, el mismo día en que terminaba el Mundial de Kazán, al que no asistió por su suspensión, participó en los campeonatos nacionales de natación de Estados Unidos. Las cámaras no estaban en Rusia, sino en San Antonio, Texas: logró la mejor marca mundial del año de los 100 metros mariposa, con 50,45 segundos. La marca anterior la había impuesto el sudafricano Chad le Clos, con 50,56, record que el no duró ni un día, ya que esa marca la había impuesto ese día. Le Clos le había picado la lengua a Phelps. El reloj habló primero. Y él lo respondió después: “Me encanta. Simplemente me sirve de combustible. Todo lo que haga en la piscina hablará por sí mismo”, declaró.

Los números Phels ya son records en los juegos olímpicos, en Atenas 2004, Phelps estuvo cerca de romper la marca de Mark Spitz, quien se colgó siete oros en Múnich 72. Ganó seis pruebas (100 y 200 m mariposa, 200 y 400 m estilos, 4 x 200 libre y 4 x 200 estilos) y logró otros dos bronces. Pero con esa no se iba a quedar. Pekín fue el escenario de su graduación como leyenda: ocho oros. Se impuso en los 200 m libre, 100 y 200 m mariposa, 200 y 400 m estilos, 4 x 200 libre y 4 x 200 estilos. Los Olímpicos, la de Londres 2012, ya Phelps había tenido sus primeros problemas con sus adicciones. Aun así, volvió a brillar. Ganó el 4 x 200 libre, 200 m estilos, 100 m mariposa y 200 m estilos. Y logró dos platas. Ya era el mejor nadador de la historia, sin embargo en el 2016 regreso por 5 medallas de oro y una de plata en los los 100 de mariposa, donde fue vencido por Joseph Schooling, el primer medallista de oro en natación de Singapur y quien a sus 13 años conoció Phels y quien sería su ídolo e imagen a seguir, por quien Schooling decidía ser nadador. Phelps compartió segundo puesto con Chad le Clos, de Sudáfrica, y Laszlo Cseh, de Hungría, con un tiempo de 51.14